miércoles, 11 de noviembre de 2015

FERNANDO PEYROTEO, CARTAS DESDE UNA MONTAÑA DE GOLES

Publicado en el número 58 de Kaiser Football

Fernando Peyroteo, mito goleador del Sporting de Lisboa de los años 40
Todavía humea el recuerdo del último disparo a gol con éxito de aquél pistolero implacable del Sporting de Lisboa. El eco del “¡Caréga María!” aún resonando desde la banda en boca de su técnico, el exigente húngaro Joseph Szabo. El entrenador capaz de perdonarle una multa a cambio de acompañarle a comprar el despertador más caro para que jamás volviera a llegar tarde a un entrenamiento. Con aquél grito expresaba en su dialecto natal la señal inequívoca de que Fernando Peyroteo ya armaba su pierna con la peor de las intenciones. La temporada 1944/45 ha terminado, con un Subcampeonato en Liga y una “Taça” como botín y Peyroteo aprovecha para desenfundar ahora su pluma y disfrutar de otra de sus pasiones, la escritura. En 1937 aterrizó en Lisboa y junto a los cientos de goles que desparramó por los Estadios portugueses, llenó la maleta de su gusto por el cine y la literatura y que ya en su Angola natal disfrutaba en su tiempo libre. Así que una vez con la satisfacción por el deber cumplido, el que desde entonces es el goleador más efectivo de todos los tiempos escribía la siguiente carta para El Mundo Deportivo y que el diario llevaba en su portada de la siguiente manera con la firma de Francis:

“¡Qué gran muchacho es Fernando Peyroteo!. El máximo delantero centro de Portugal, internacional por derecho propio y la figura de más relieve en el deporte del país hermano y vecino, es un buen amigo, notable cronista y… ahora, un buen comerciante en ciernes. De tanto en tanto cambiamos algunas cartas con el “prodigio” de Angola, la tierra natal de Fernando y, de todas ellas, entresacamos cosas de verdadero interés que no siempre trasladamos a las cuartillas.
Pero ahora, una nueva carta de Fernando Peyroteo, viene tan pletórica de sugestivas noticias, que no podemos menos de entresacar algunos párrafos de la misma para ofrecerlos a la voracidad de nuestros lectores.Vamos pues a comenzar la selección de confesiones del internacional portugués.


PEYROTEO: “Pues ya hemos terminado la temporada. Fue de cara y cruz, o sea lo que vosotros llamais “mitad y mitad”: los partidos internacionales fueron en parte de éxito moral y de poco éxito de marcador. Pero hay esperanzas de que nuestra clase llegue a reflejarse en los marcadores internacionales durante la próxima temporada y esto es más que suficiente para que, de momento, nos podamos dar por satisfechos.
Como jugador de un equipo de club, he dado fin a mi temporada conquistando el “título” de la “taça”, o sea la competición que vosotros denomináis Copa. Antes de llegar a la final tuvimos que vernos las caras con el “Bemfica”, nuestro eterno rival, lo cual, dio lugar a que tuviera que hilarse muy delgado, tan delgado que, fue preciso un tercer partido de desempate para que pudiéramos llegar a la final.
Y aquí radicó lo más amargo de mi vida deportiva; nunca había sido expulsado de un terreno de juego y yo estaba más que orgulloso de los títulos que la afición me otorgaba refiriéndose a mi caballerosidad. Pero esto terminó desde el momento en que un “granate” del Bemfica me provocó tan hábilmente que sin darme cuenta me vi metido y sin salida decorosa, sopena de haber pasado por…miedoso, en un conflicto que el árbitro resolvió expulsándonos al provocador y a mí. ¡Para esto me llevaron a Londres como botón de muestra de jugador ejemplar y “gentleman” cien por cien!
Me consuela el pensar que, mi expulsión, no ha podido evitar que el “Sporting Club de Portugal” llegara a la final de Copa con el Olhanense y la ganara, con ciertos apurillos de marcador, porque ya sabes bien que en una final el “malo” se vuelve “bueno” y el favorito las pasa bastante estrechas para adjudicarse el título que la “cátedra” le otorgó por anticipado con toda clase de facilidades.
¡En fin, chico, que hemos terminado la temporada felizmente y honores con nuestros “amigos” y vecinos los del Bemfica!

Ya sabes que mis deseos son los de no prolongar mucho mis actividades en los terrenos de juego. No es que me sienta viejo ni cansado, pero sí me preocupa mucho el día de mañana. Estoy casado, tengo mi casa y debo preocuparme del mañana, con tiempo, porque el fútbol no ha de durar siempre. Por ahora el ser cronista de deportes me ilusiona pero…aspiro a algo más remunerador e independiente; por eso estoy a punto de abrir una tienda de artículos deportivos en un sitio céntrico, muy céntrico, cerca de Rossio, 45, 2º, donde ya sabes tengo mi domicilio particular.
Esto es un hecho, y te agradecería me indicaras casas de artículos deportivos dispuestas a concederme la exclusiva de sus productos. Aquí hay un magnífico mercado y, sobre todo los balones de fútbol españoles tienen fama y son muy solicitados.
Armando Ferreira, el internacional que jugó contra vosotros en Las Salesias, está ya del todo bien. La mayoría de socios y admiradores del “Sporting” estaban plenamente convencidos de que no volvería a jugar hasta otra nueva temporada. Y la sorpresa fue mayúscula al verlo reaparecer en partidos decisivos, jugar como antes y no dar señales de la grave lesión que padeció.
Armando llevó su granito de arena para la consecución del título y ha dado motivo para que se hablara por aquí del Dr. Moragas. Y como creo que ha sido ya cursada una felicitación oficial, no hago hincapié en este punto.
Esperamos la visita de vuestro Barcelona para Septiembre. Se anunció su visita a Campo Grande, se abarrotaron las columnas deportivas de nuestros rotativos con historiales de vuestro famoso club y…todo se vino debajo de la noche a la mañana.
En un principio alguien llego a decir que el Barcelona tenía miedo de venir a jugar a nuestros terrenos pero, finalmente reconocióse que el más ajeno a la suspensión del viaje había sido el club de Les Corts.
Y no sé porqué tengo el presentimiento de que se han realizado gestiones muy eficaces y que el Barcelona nos visitará en la apertura amistosa de la nueva temporada. ¡Que así sea…aunque no seamos los blanquiverdes los visitados por tan ilustres huéspedes!”


Y esto es parte de lo que Peyroteo nos dice en su carta del 28 de Junio pasado, remitida “por aviao” y leída con la complacencia de siempre, máxime conteniendo inmejorables noticias de los buenos amigos que ya hace tiempo tenemos a las orillas del soberbio estuario del Tajo.

Mucho han cambiado los tiempos. Una nueva era de la comunicación nos invade ahora. El futbolista capaz de anotar 9 goles en un partido, 8 en otro, 6 en tres ocasiones, 5 en doce partidos y hasta 4 en 17 encuentros para levantar seis Bolas de Prata como máximo goleador de la Primeira Liga, no encuentra problema para sentarse en su escritorio, escribir una carta y meterla en un avión para contarnos con toda la humildad del mundo como le han ido las cosas. Hace unas semanas Cristiano Ronaldo, también ex del Sporting de Lisboa, recibía su cuarta Bota de Oro como máximo goleador europeo de la pasada temporada. Sólo habían pasado unos días desde que el crack de Madeira superara a Raúl González como máximo goleador de la historia del Real Madrid. Goles y más goles, récords y más récords reconocidos por el público en general y jaleados por sus aficionados para el mejor goleador desde los tiempos de Gerd Müller. Los diarios deportivos y los más importantes medios audiovisuales llevarán la hazaña en grandes titulares ignorando y dejando aparcada la postura del futbolista que no ofrece declaraciones a los medios desde hace varios meses. La actualidad manda. Pero a pesar del torrente de goles y records de CR7, un nombre siempre aparecerá junto al imponente dato de ser el futbolista con el mejor promedio goleador de todos los tiempos: el de Fernando Peyroteo, 331 goles en 197 partidos (1,68 por partido). Su gesta no llenará portadas ni grandes titulares en los medios de la época. Pero con la misma humildad y cariño que aquél goleador portugués amante del cine y la literatura pedía recomendación para su nuevo negocio en ciernes, nosotros le rendimos este sentido y merecido recuerdo tras viajar en el tiempo por la prensa de aquellos apasionantes años 40.

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