domingo, 29 de julio de 2012

MESSI, BUSCANDO LA PERFECCIÓN

 
Leo Messi, buscando la perfección 
"Miglior giocatore del torneo, Leo Messi". La megafonía del Estadio anuncia que el jóven Leo ha sido escogido como el mejor jugador del torneo que el Juvenil B del Barça de Cesc, Piqué y el argentino acaba de conquistar en San Giorgio della Richilvelda (Italia) ante Parma, una selección del Friuli Venezia Giulia, Hansa Rostock, Eintrach Frankfurt, Treviso y Juventus. Corre el mes de Agosto de 2003 y el rosarino recoge el galardón tras haber maravillado a propios y extraños con su insultante destreza para tirar rivales a su paso, pelota cosida con aguja e hilo a una zurda prodigiosa. Su entrenador, el argentino Angel Guillermo Hoyos, se apremia a felicitarlo pero en su rostro no encuentra a un chico por completo feliz. Durante el torneo, Leo erró un penalty y aunque en la final logró transformar otro, aquél fallo no sale de su cabeza. Su carácter ganador y perfeccionista choca de frente con aquél error que no se perdona. Será Hoyos quien trate de consolarlo diciéndole que aquél portero podrá contar a sus hijos y nietos que un día le paró un penalty al mejor jugador del mundo. Más tarde lo pone a entrenar diariamente desde los 11 metros, explicándole que a lo largo de una temporada deberá tirar 5 ó 6 y puede que alguno de ellos sea decisivo. Puede estar en juego el campeonato o un torneo importante...

Abril de 2012. El rostro de Messi se esconde bajo la 10 azul y grana. Sabe que ese fallo ha sido clave para que su equipo se baje del tren de la Copa De Europa y como en aquél 2003 su rostro no puede esquivar la agria compañía de la frustración. El torneo juvenil es ahora un torneo del máximo nivel, Cesc y Piqué curtidos en tierras lejanas, le acompañan bajo el escudo culé y en la casa de Leo, aquél trofeo de verano se abre paso entre varios Balones de Oro. Sí, han cambiado muchas cosas, pero la ambición de Messi sigue intacta y su camino hacia la gloria no conoce desvío alguno. El partido ante el Chelsea ha finalizado y entre el júbilo inglés, embutido en esa camiseta, Leo parece distinguir tras el sonido de la madera de aquél chut desde los 11 metros, las palabras de su míster en aquél torneo en Italia. Él, que con sus goles ha llevado a su equipo hasta allí, ha podido tirar por la borda todo ese trabajo con ese fallo fatal. En aquél verano italiano será su entrenador quien consuele al joven jugador. En esta ocasión las palabras de Hoyos se transformarán en el aliento de 90.000 almas que le recuerdan al argentino que ese fallo no es más que una gota de agua en el mar de felicidad que Leo les ha regalado durante estos años. Para Messi no es suficiente. Volverá a ensayar penalties hasta la extenuación. Sabe que el fútbol le ofrecerá revancha. Y él se la tomará. No quiere que ningún portero le cuente a sus nietos historias para no dormir. Quiere que esos niños recuerden que buscando la perfección, un chaval argentino llegó a ser el mejor jugador de todos los tiempos.

miércoles, 4 de julio de 2012

FERNANDO LLORENTE, LA IMAGEN DE ESPAÑA

Fernando Llorente buscará su sitio en el Mundial
Llegaba al torneo tras haber exhibido por Europa la fragancia de los grandes nueves de antaño aunque vestido de smoking y chistera. El camión de La Roja, como fue bautizado por Pepe Reina durante la celebración por el Mundial de 2010, tenía todas las papeletas allá por el mes de Abril para circular en la delantera por las carreteras de Polonia y Ucrania, ceñido en esa roja de talla equivocada. Con Villa fuera por lesión, ni la luz al final del túnel de Torres ni la dura pugna de Negredo con Soldado parecían apagar el recuerdo de aquella volea a la red de Van der Saar en San Mamés ni la mayor exhibición de un delantero centro en un sólo partido que recuerdo en los últimos tiempos, la de la semifinal de la Europa League frente al Sporting de Lisboa. Aquella noche Zarra, Dani y Urzaiz se citaron en el cuerpo de aquél chicarrón para reescribir el manual del delantero centro moderno. Pero a Fernando Llorente no le van a salir las cosas como él pensaba durante esta Eurocopa 2012 y sus únicas carreras serán de locura tras unos agónicos penalties o por la banda esperando impaciente su momento. Un momento que nunca va a llegar...

Hace un par de décadas desembarcábamos en las grandes citas del verano futbolero embutidos en el trasnochado traje de la Furia Española. Nos mirábamos al espejo, nos gustábamos y nos creíamos ese papel de espartanos patrios dispuestos a discutir el título cuchillo en mano a las grandes de siempre. Y olvidando la pelota en el vestuario acababamos por virar nuestros galeones con las velas hechas jirones y el rostro desfigurado por el infortunio de alguna maldita tanda de penalties. Como estampa significativa recuerdo la de aquél verano del 90 en Italia con nuestra máxima figura goleando por tres veces a la "potente" Corea y dándose un baño de ego con la reivindicación de su figura sobre el equipo. Aquél dedo narcisista que señalaba a su amo y a la vez nos mostraba la imagen de una España casposa que progresaba al son de la especulación de cuatro ladrillos y faraónicas exposiciones.
Por eso considero la sonrisa de Llorente una de las imágenes de España en esta Eurocopa. La estampa del chico con clase, humilde y trabajador que llegaba para consagrarse y acabó por no sacarse el peto de los suplentes ni en el avión de vuelta a casa. El hombre que lejos de pensar en su situación actual, se tragó su ego, apretó los dientes, animó sin descanso a sus compañeros y se alegró el primero del éxito colectivo. La persona que bien podría encarnar los valores de la España difícil que hoy nos toca levantar, la de la gente buena que en silencio pone su trabajo al servicio del bien común. España y Llorente quieren tener su segunda oportunidad. Las gentes de bien siempre la tienen y por eso en 2014, mientras mi país se va olvidando de que tiene una prima por Europa, estoy seguro que por las áreas del gran Maracaná un camión buscará decidido sitio para aparcar...