sábado, 27 de abril de 2013

LA TRAGEDIA DE ANDRES ESCOBAR

Publicado en el número 37 de Kaiser Football
Andrés Escobar, víctima de la sinrazón del fútbol
Pero, por favor, que el respeto se mantenga... Un abrazo fuerte para todos y para decirles que fue una oportunidad y una experiencia fenomenal, rara, que jamás había sentido en mi vida. Hasta pronto, porque la vida no termina aquí... Y así, con estas palabras presas de melancolía, Andrés Escobar terminaba su artículo del 29 de Julio para el Diario el Tiempo. Un artículo que expresaba el sentir del combinado cafetero y el suyo propio tras su precipitado adiós a USA´94. Y entre sus líneas, un grito desesperado a la cordura. Un recuerdo al fútbol como un simple juego. Términos que en su país caminaban por la delgada línea de la irracionalidad y de la mano de los poderosos cárteles de la droga que tenían secuestrada la libertad del pueblo colombiano. Su selección, todavía bajo el abrazo eterno a Freddy Rincón y al recuerdo de la gloria mundialista de aquél postrero gol cuatro años antes en tierras italianas, se marchaba por la puerta de atrás. Colombia, que meses antes había goleado por 0-5 a Argentina en el Monumental de River para recibir de la opinión pública el cartel de favorito, abandonaba tierras americanas sin saber muy bien el porqué. Rincón, Asprilla, o el Pibe Valderrama veían cómo el tren de  la gloria mundialista pasaba por delante de ellos sin ni siquiera  darles la oportunidad de subirse a él. Y Andrés, desde esa carta, no girará la cara a la situación. Más bien la afrontará desde la crítica más sana y constructiva enfrentándose a la imagen de aquél balón caminando lentamente hacia la portería equivocada. Ese cruce mortal que separaba a Colombia de la siguiente fase y al defensa central de su propia vida…

Andrés Escobar llegaba en su mejor momento a aquél Mundial. En lo deportivo sólo una firma le separaba del A.C. Milán. El “Caballero del fútbol” y su eterna sonrisa estaba recibiendo los premios a una carrera recta y profesional como pocas. En lo personal estaba a punto de casarse  con su novia de 5 años y llevaba en mente la posibilidad de montar una escuela de fútbol junto a su hermano Santiago y su amigo de confianza Juan Jairo Galeano. Ese 22 de Junio de 1994, Andrés sabe que es todo o nada. Su derrota en la primera jornada por 3 a 1 ante la Rumanía de Hagi y Raducioiu les ha puesto contra las cuerdas. El ambiente previo al partido no favorece. Al seleccionador Pacho Maturana le hacen llegar una nota amenazadora para que no juegue de inicio “Barrabás” Gómez y lo haga Anthony de Ávila. Maturana quiere dimitir pero varios dirigentes le convencen para que no lo haga. El Rose Bowl a reventar y delante los entusiastas americanos. El soccer no es su fuerte pero ese es su Mundial. En el minuto 35, el americano John Harkes se interna por la izquierda. El centro que puso con su zurda era para Wynalda pero Andrés Escobar se lanza con todo para intentar interceptar el balón. La suerte le es esquiva y lo introduce en su propia portería. El balón besando las propias mallas y la imagen de Escobar tumbado sobre el césped del Rose Bowl. El partido finaliza 2 a 1 para los norteamericanos y Colombia debe dejar el Campeonato. Duro revés para una selección que con sus éxitos tapaba las miserias de un país comido por la las mafias, las apuestas y la droga.
“Gracias por tu autogol”. Esas envenenadas palabras viajaron veloces por los oídos de Andrés y cuando su cerebro comenzó a descifrar su significado, seis cobardes balas volaban ya con la misma rapidez para alojarse en su espalda y dejarlo tendido sobre el asfalto. La misma figura desparramada que diez días antes sobre el césped del Rose Bowl de Pasadena, maldecía aquél balón desviado y confundido de portería. Aquél 2 de Julio en Medellín, entre conversación y cerveza Andrés intentaba olvidar lo sucedido y dejar atrás aquél duro estrés competitivo. Juan Santiago y Pedro David Gallón decidieron insultarle y recordarle aquél error fatal. Su escolta Humberto Muñoz Castro transformó los insultos en balas. Mafias, apuestas, sicarios, drogas. O simplemente sinrazón, violencia o desprecio a la vida. La sonrisa generosa del “Caballero del fútbol” se apagaba para siempre. Al escribir aquél artículo Andrés Escobar no sabía que su vida iba a acabar un poco más allá de un Mundial. Ahora desde allá arriba, disfruta de una Colombia que ha puesto la directa para estar en Brasil 2014. Sonríe, como lo hizo siempre. Los Falcao y compañía le dan motivos para ello. Sólo les desea un poco más de suerte de la que tuvo él, y si ésta es esquiva que sigan empujando hacia adelante. Que la vida no termina allí…

LA GRENOLI

Publicado en el número 36 de Kaiser Football

Gren, Nordhal y Liedholm, la mítica GRENOLI del A.C. Milan de principios de los 50 
Carlo Parola enfila malhumorado el túnel de vestuarios. El defensa italiano de la Juventus ha perdido los nervios y ha propinado una dura patada al sueco del A.C. Milan Gunner Nordhal, que está exhibiendo su potencia y destreza goleadora ante los atónitos defensores turineses . No era un acto propio de un defensa noble y bravo como él, pero el señor Galeati, colegiado del encuentro, no lo duda por un instante y juzga la acción con el mayor posible de los castigos. El repaso sobre el terreno de juego del equipo lombardo sobre la Vecchia Signora está siendo de los que marcan una época y el tempranero 1-0 de Hansen muere asfixiado sobre la losa de los 7 tantos que uno tras otro le está endosando la delantera rossonera al guardameta local Viola. El Comunale enmudece y ve como el Milán acecha el primer puesto de una Juve que durante esa 49/50 pretende recoger el testigo del Gran Torino. Una escuadra fantástica que había fascinado al mundo durante el lustro anterior antes de convertirse en leyenda tras aquél accidente aéreo en Superga. Ese 5 de Febrero y sobre aquél resbaladizo césped turinés se daban cita dos equipos de nivel y dos escuelas nórdicas. Los daneses Hansen y Praest por parte de la Juve y el trío sueco milanista formado por Gren, Nordhal y Liedholm. El 1-7 final no deja lugar a dudas. El presidente milanista Umberto Trabattoni puede estar satisfecho de haber podido reunir en su equipo a esos tres campeones olímpicos en Londres´48 y que van a marcar una época en el club lombardo. Aquél Scudetto se lo llevará la Juve  pero tras el fantástico juego de aquél trío de oro ya se adivinaba lo que a la postre sería un dominio aplastante en el fútbol italiano por parte del Milán. Cuatro títulos durante la década de los 50 y dos Copas Latinas, predecesora de la Copa de Europa dan fe.

Todavía brillaba el oro olímpico sobre el pecho de Nordhal cuando Trabattoni lo convierte en el primer futbolista profesional de Suecia. La dorada presea y su título de máximo goleador en la cita Olímpica sedujeron al mandamás italiano para armar su equipo desde la punta asegurándose una ingente cantidad de goles. Nordhal debutará con el A.C. Milán la temporada 48/49 y bajo la presión de su presidente convencerá a sus excompañeros de selección  Gren y Liedholm para que también den el sí a Trabattoni para la siguiente campaña. “Il Profesor”, “il Bisonte” e “il Baronne” ya están juntos. Gren, Nordhal y Liedholm. La clase desde el medio campo, el cañonero implacable y la mesura y elegancia del tercero. Ante la dificultad a la hora de pronunciar sus apellidos por parte del público italiano, estos deciden coger la sílaba inicial de cada uno de sus apellidos y darnos un nombre para la historia. Nace la GRENOLI. Apoyados sobre la base de un fantástico grupo liderado desde la portería por Lorenzo Buffon los tres suecos se convierten en las estrellas del Milán sobre el césped y la scuadra rossonera pondrá fin la temporada 49/50 a 44 años de sequía. 118 goles a favor tendrán parte de culpa. Haciendo un viaje en el tiempo, el reflejo de esta época dorada rossonera lo encontraremos casi 40 años más tarde cuando tres holandeses apuntalen con su clase un equipo de por sí ya temible. Los Rijkaard, Gullit y Van Basten bien pudieron ser la GRENOLI de los 90.

El partido ha concluido y en los vestuarios del Comunale el expulsado Carlo Parola se encuentra con su amigo Gren Nordhal. Afuera todavía resuena el eco silencioso de la afición local. Los tres goles de Nordhal y los de Gren, Liedholm, Burini y Candiani han convertido en anécdota el tanto inicial del danés Hansen. La GRENOLI ha firmado una actuación memorable. Parola y Nordhal  saben que aquella violenta acción ha sido producto de los nervios y sellan con un abrazo su gran amistad desde hace unos años. Una amistad que hoy entre sonrisas “maldice” Parola. Tras haberse conocido en un amistoso en Glasgow entre jugadores de todo el Mundo, el Norrkoping equipo por aquél entonces de Gren Nordhal viajó a Turín para jugar contra la Juventus. Aquella fría tarde Parola preguntó medio en broma al sueco: -¿Porqué no vienes a jugar a Italia?. Poco imaginaba Carlo que tiempo después la portentosa actuación del goleador sueco junto a sus inseparables Gren y Liedholm le haría perder la cabeza y estaría poniendo en peligro el título para su Juventus. Esa amistosa invitación bien pudo suponer la primera piedra para la llegada de la GRENOLI a tierras italianas. Aquella fría tarde turinesa Parola deseaba que su amigo sueco del Norrkoping disfrutara del fútbol en la apasionante Italia. Aún tras aquél abrazo, su mirada al marcador del Comunale de aquél 5 de febrero parecía decir todo lo contrario. Y es que la GRENOLI se había vuelto a exhibir.