lunes, 22 de febrero de 2016

MESSI, NEYMAR, SUAREZ Y LOS VIAJES DE GULLIVER

Messi, Neymar y Suarez, genios que están escribiendo su propio libro de aventuras
Allá por 1796, la editorial Benjamin Motte sacaba a la luz una obra universalmente conocida y que ha perdurado al discurrir de los tiempos. La novela Los Viajes de Gulliver del irlandés Jonathan Swift, se hacía eco de las aventuras del capitán Lemuel Gulliver a través de cuatro emocionantes viajes en los que tras diversos naufragios dará la oportunidad a niños y no tan niños de sumergirse en mundos fantásticos y conocer personajes imaginarios. Para los pequeños la inmejorable e inocente sensación de echar a volar junto a su parte creativa. Para los adultos una sátira feroz de la sociedad y la condición humana camuflada entre las trepidantes líneas de un libro de aventuras. En sus viajes, Gulliver será un gigante entre enanos, un enano entre gigantes y llegará a un país habitado por criaturas humanas deformes y violentas y gobernado por caballos de estilo de vida impecable.

Más de doscientos años después de aquello, Messi, Neymar y Suárez  han recogido el testigo y la pluma de Jonathan Swift, la han cargado de tinta roja y azul y a bordo de su inagotable talento se han lanzado a escribir una obra fantástica que el mundo del fútbol necesitará reeditar cada cierto tiempo. Una historia gestada siempre desde un bien común y con el que ponen broche a cada capítulo: la victoria final. Pero al que han elegido llegar mezclando en sus acciones eficacia, precisión y belleza a partes iguales. Disfrutando de la plasticidad de un nuevo gol inventado. Desesperándose a la vez en el ansia de recuperar el último balón perdido. Creando desde el vértigo. Derribando defensas desde la fragilidad de milimétricas combinaciones. Inundando de gestos de admiración un graderío que por fin siente algo de coherencia entre lo que ve y el siempre elevado precio de su asiento. Con la generosidad necesaria para confundir tres protagonistas en uno. Pero no todos lo ven así. Incapaces de mirar más allá de un escudo y unos colores o sin entender el verdadero sentido del espectáculo dentro del deporte, una corriente de opinión pretende arrancar las hojas de esta obra y sin su permiso convertir el talento en provocación, el recurso en chulería y la complicidad en postureo. Los mismos que hace nada se levantaban de sus asientos aplaudiendo asombrados los gestos técnicos de Ricardinho en el Europeo de Fútbol Sala. Los que en las clandestinas noches de los 80 compartían con Ramón Trecet el poder de una asistencia de Magic a Kareem ausentando su mirada por un momento en la búsqueda de algún amigo perdido entre la grada. Esos que todavía siguen girando enganchados al baile mágico de las ruletas del mago Zidane o aún sonríen con Garrincha y los engaños de su cuerpo con el balón parado entre sus desiguales piernas. Esos mismos no van a pararse siquiera por un momento para disfrutar de algo tan bello y diferente como lo que nos ofrecen ahora. Prefieren, bufanda en mano, alertarnos y justificar que cualquier día esa magia puede saltar por los aires ante un rival ofuscado que como ellos, se sienta incapaz de entender la letra de ese libro de aventuras.


Los tres genios van a continuar durante un tiempo escribiendo los capítulos de un viaje que nadie sabe cuándo tocará a su fin. Lo harán para todos los públicos. Para esos pequeños que con sus acciones echan a volar su imaginación y sueñan con imitar el último regate inventado. Esos son los que necesitamos. Los que creen en nuevas historias de sombreros imposibles y penaltis a dos toques y que huyen del verdugo que un día pueda partir en dos y poner fin a su libro mágico antes de tiempo. También para los adultos que entienden el deporte como un espectáculo y para los que no. Para ver si algún día estos pueden ponerse en los ojos emocionados de ese niño y dejando atrás los odios, las envidias y los intereses creados por los mayores puedan disfrutar de la esencia de las cosas y descubrir que en lo distinto también se encuentra lo bello. Para que como esos niños, puedan ver a estos tres genios como se sentía Gulliver en sus viajes, diferente. Gigantes en un mundo de enanos, enanos en un mundo de gigantes y caballos gobernando un país de criaturas humanas deformes. Y estos tres parece que así se sienten. Diferentes en un mundo en el que en ocasiones algunos no llegan a comprender tanta belleza. Y es que ya lo dijo Jonathan Swift: “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.”

3 comentarios:

  1. Increíble publicación, como siempre sensacional.

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  2. Increíble publicación, como siempre sensacional.

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    1. Me alegra mucho que te haya gustado. Seguiremos trayendo historias interesantes que merecen ser contadas desde otro punto de vista. Abrazos

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