La rotonda del Minotauro en Jerez |
“Orgulloso
de ser jerezano y xerecista”. Breve pero contundente. Así es como mi amigo Jose
se da a conocer en twitter. Jose vive en Sevilla con una maña que le robó el
corazón a cambio de lo mejor que ella está a punto de darle. A la pequeña Irene
no le falta nada para llegar. Ejerce de entregado maestro y es un apasionado
del fútbol. Los magos blancos de la capital lo tocaron con su varita real y el
brillo de sus trofeos para hacerlo uno de ellos. Hicieron bien parte de su
trabajo pero él siente y respira, vive y muere por su Xerez Club Deportivo. El
brillo en sus ojos calcando los movimientos en el tanto de Carlos Calvo allá
por 2009 en Chapín lo dice todo. Un gol para un ascenso. Su sonrisa pícara contando
las desdichas del vecino de amarillo. Será por guasa...El gesto de
desolación por la situación actual de su
Xerez Club Deportivo. Un club que viene desangrándose durante años y que
actualmente sobrevive por los suburbios del fútbol nacional. Ultrajado,
manoseado y descuartizado por oscuros intereses políticos y económicos.
Haciendo de sus oficinas la mejor de las barras libres, vaciando sus arcas y
jugando con el sentimiento de una afición que sentía como aquello pasaba de
mano en mano sin poder hacer nada. Su efímero tránsito por la categoría de oro
del futbol español dio paso a una cascada de descensos deportivos y
administrativos que han dado con el equipo en la recién creada División de
Honor de la regional andaluza. En verano de 2013, Jose me contaba con cierta
ilusión como de los rescoldos de su club de siempre, una llama volvía a dar luz
e ilusión al fútbol en Jerez. En lo más bajo del balompié andaluz un nuevo club
había inscrito su nombre. El Xerez Deportivo C.F. En poco más de tres días ya
se habían afiliado más de 2000 personas. Al empezar la competición ya eran
5000, muchos de ellos procedentes del malherido Xerez Club Deportivo, hastiados de una situación
prácticamente irremediable y abocada a la desaparición de la entidad. Mi amigo
Jose me hacía partícipe de su entusiasmo por aquél movimiento romántico que se
estaba produciendo en su ciudad, pero él como muchos caminaba entre el
enfrenamiento interior de dos mundos difíciles de conectar. Por un lado la
frescura y la pasión por beber de los labios de la despampanante chica que
había llegado a la ciudad. Por otro, el dolor por la necesidad de estar al lado
en la agonía de un padre que te ha dado todo y al que perdía por momentos.
La
meteórica trayectoria del recién creado Xerez Deportivo C.F. unido a la
paulatina decadencia del histórico Xerez Club Deportivo hicieron que en
Septiembre de este año ambos equipos cruzaran sus caminos en los ascensores del
fútbol español. Un partido histórico para la ciudad con victoria por 1-2 para
el Xerez Deportivo. Pregunté a Jose por sus sensaciones durante el partido. Su
respuesta, mezcla de frustración y melancolía pero tan breve y contundente como
su carta de presentación en twitter. No vio el partido. No podía ver a su
equipo enfrentándose a su equipo, me dijo. Y tras la sombra del resultado de un
simple partido de fútbol, la extraña sensación de vivir un tiempo difícil por
culpa de la lamentable gestión de varios piratas sin escrúpulos. Antes el
fútbol en Jerez lo tenía claro. El Xerez Club Deportivo monopolizaba el balompié de la ciudad y dejaba la rivalidad y los debates para los expertos del padock y del tablao. Por culpa de aquellos
indeseables, ahora vive la rivalidad absurda de dos entidades que desde la
dignidad y la honradez buscan la hegemonía del fútbol de la ciudad desde una
categoría que a Jerez no le corresponde. Mi amigo Jose vuelve a casa para ver a
su gente cada cierto tiempo. Cuando la abandona buscando Sevilla por la Avenida
de Nuestra Señora de la Paz busca con su mirada al Minotauro gobernando su
rotonda. Comparten la ilusión de verlo de nuevo enfundado en unos colores que
representen a la ciudad y de los que Jose pueda sentirse orgulloso. En la
actualidad es difícil saber cuáles serán. Como la escultura del Minotauro, el
fútbol en Jerez continuará librando su particular batalla moderna. Como en la
obra de Víctor Ochoa muchos esperan que la parte humana derrote a la bestia y
huya hacia un mundo mejor. Que un solo Xerez derrote a la rivalidad actual y
todo vuelva a la normalidad. Que el Minotauro luzca orgulloso los colores del
equipo de su ciudad y un doce en su espalda. Estoy seguro que a mi amigo Jose
es lo que más le gustaría.
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