domingo, 25 de diciembre de 2016

JEREZ: EL FUTBOL Y EL MINOTAURO


La rotonda del Minotauro en Jerez
El colosal Minotauro sigue esperando paciente desde el centro justo de la rotonda a la que desde 2003 da nombre. La custodia desde lo alto de sus 240 centímetros. Representa a la parte humana de la mitológica figura griega huyendo hacia Creta después de la batalla. Ve pasar la vida envuelto en la piel de bronce que el artista Víctor Ochoa le preparó y que el tiempo va manchando con el verde y negro del óxido de una incipiente vejez. Allí, desde ese lugar de la mágica Jerez, sigue pidiendo su pantalón blanco y su camiseta azul con el doce a la espalda. Bajo sus musculosas piernas, coches y más coches buscan en los largos tentáculos de asfalto de aquella rotonda, Dios sabe qué destino. Hacia la Bahía de Cádiz por la Plaza Madre de Dios. Enfilando el centro por la Calle La Cartuja. Buscando Sevilla por la Avenida de Nuestra Señora de la Paz. Siempre espectador de lujo de una ciudad que vive bajo el hechizante perfume a goma quemada. Trazando en el horizonte la curva definitiva bajo la desesperada búsqueda de una bandera a cuadros negros y blancos. Rossi o Márquez. Pedrosa o Lorenzo. Eterno debate sobre dos ruedas. Pero siempre vigilante el Minotauro. Embrujado por ese arte flamenco para el que Jerez ejerce de cuna. Sana rivalidad entre barrios. Dos maneras de abrazar al duende. El desgarro de San Miguel. Santiago y su pena controlada. Lola Flores, José Mercé y miles de seguirillas. Y entre cilindradas y soleás la estatua del Minotauro observa lo lejos que quedan los más de siete años desde que el fútbol le hiciera el protagonista indiscutible vistiendo su cuerpo desnudo con los colores del histórico equipo de la ciudad, el Xerez Club Deportivo. Aquellos meses en los que el fútbol en Jerez se coló entre adelantamientos imposibles y el racial taconeo de la última perla flamenca en ciernes. Ni debate ni rivalidad. En esos días la ciudad dejó de soñar despierta y por fin supo que iba a dormir entre los grandes. En los brazos de la Primera División del fútbol español.

“Orgulloso de ser jerezano y xerecista”. Breve pero contundente. Así es como mi amigo Jose se da a conocer en twitter. Jose vive en Sevilla con una maña que le robó el corazón a cambio de lo mejor que ella está a punto de darle. A la pequeña Irene no le falta nada para llegar. Ejerce de entregado maestro y es un apasionado del fútbol. Los magos blancos de la capital lo tocaron con su varita real y el brillo de sus trofeos para hacerlo uno de ellos. Hicieron bien parte de su trabajo pero él siente y respira, vive y muere por su Xerez Club Deportivo. El brillo en sus ojos calcando los movimientos en el tanto de Carlos Calvo allá por 2009 en Chapín lo dice todo. Un gol para un ascenso. Su sonrisa pícara contando las desdichas del vecino de amarillo. Será por guasa...El gesto de desolación  por la situación actual de su Xerez Club Deportivo. Un club que viene desangrándose durante años y que actualmente sobrevive por los suburbios del fútbol nacional. Ultrajado, manoseado y descuartizado por oscuros intereses políticos y económicos. Haciendo de sus oficinas la mejor de las barras libres, vaciando sus arcas y jugando con el sentimiento de una afición que sentía como aquello pasaba de mano en mano sin poder hacer nada. Su efímero tránsito por la categoría de oro del futbol español dio paso a una cascada de descensos deportivos y administrativos que han dado con el equipo en la recién creada División de Honor de la regional andaluza. En verano de 2013, Jose me contaba con cierta ilusión como de los rescoldos de su club de siempre, una llama volvía a dar luz e ilusión al fútbol en Jerez. En lo más bajo del balompié andaluz un nuevo club había inscrito su nombre. El Xerez Deportivo C.F. En poco más de tres días ya se habían afiliado más de 2000 personas. Al empezar la competición ya eran 5000, muchos de ellos procedentes del malherido Xerez Club  Deportivo, hastiados de una situación prácticamente irremediable y abocada a la desaparición de la entidad. Mi amigo Jose me hacía partícipe de su entusiasmo por aquél movimiento romántico que se estaba produciendo en su ciudad, pero él como muchos caminaba entre el enfrenamiento interior de dos mundos difíciles de conectar. Por un lado la frescura y la pasión por beber de los labios de la despampanante chica que había llegado a la ciudad. Por otro, el dolor por la necesidad de estar al lado en la agonía de un padre que te ha dado todo y al que perdía por momentos.

La meteórica trayectoria del recién creado Xerez Deportivo C.F. unido a la paulatina decadencia del histórico Xerez Club Deportivo hicieron que en Septiembre de este año ambos equipos cruzaran sus caminos en los ascensores del fútbol español. Un partido histórico para la ciudad con victoria por 1-2 para el Xerez Deportivo. Pregunté a Jose por sus sensaciones durante el partido. Su respuesta, mezcla de frustración y melancolía pero tan breve y contundente como su carta de presentación en twitter. No vio el partido. No podía ver a su equipo enfrentándose a su equipo, me dijo. Y tras la sombra del resultado de un simple partido de fútbol, la extraña sensación de vivir un tiempo difícil por culpa de la lamentable gestión de varios piratas sin escrúpulos. Antes el fútbol en Jerez lo tenía claro. El Xerez Club Deportivo monopolizaba el balompié de la ciudad y dejaba la rivalidad y los debates para los expertos del padock  y del tablao. Por culpa de aquellos indeseables, ahora vive la rivalidad absurda de dos entidades que desde la dignidad y la honradez buscan la hegemonía del fútbol de la ciudad desde una categoría que a Jerez no le corresponde. Mi amigo Jose vuelve a casa para ver a su gente cada cierto tiempo. Cuando la abandona buscando Sevilla por la Avenida de Nuestra Señora de la Paz busca con su mirada al Minotauro gobernando su rotonda. Comparten la ilusión de verlo de nuevo enfundado en unos colores que representen a la ciudad y de los que Jose pueda sentirse orgulloso. En la actualidad es difícil saber cuáles serán. Como la escultura del Minotauro, el fútbol en Jerez continuará librando su particular batalla moderna. Como en la obra de Víctor Ochoa muchos esperan que la parte humana derrote a la bestia y huya hacia un mundo mejor. Que un solo Xerez derrote a la rivalidad actual y todo vuelva a la normalidad. Que el Minotauro luzca orgulloso los colores del equipo de su ciudad y un doce en su espalda. Estoy seguro que a mi amigo Jose es lo que más le gustaría.

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