Publicado en el número 51 de Kaiser Football
Edmar Halovskyi, un ucraniano con alma brasileña |
El balón
vino servido desde el flanco izquierdo. Para que el nuevo ucraniano Edmar se
disfrazara del brasileño que siempre fue y en un giro de tobillo de su guante
derecho dejara en ventaja a Roman Zozulia. El rubio delantero supera con
suspense a Lloris y pone el 1-0 ante el combinado galo. El Olimpico de Kiev
vibra como nunca. Edmar corre tras su compañero para abrazarlo. En su camino cierra
los ojos y se ve cumpliendo un sueño. El de volver a su país de origen para
jugar un Mundial, vestido de amarillo. No con la canarinha con la que nació,
sino con la ucraniana que le adoptó. Es 15 de Noviembre de 2013 y la repesca
saca su gancho para meter por la puerta de atrás a las últimas selecciones en
el Mundial de Brasil 2014. Es el minuto 61 y ese gol acrecienta la ilusión de
los ucranianos. Y aunque Yarmolenko pone en el 82 el 2-0 de penalti, Francia
impone su calidad y experiencia y consigue vencer 3-0 en la vuelta para poner
fin al sueño de Ucrania de estar presente en la fiesta mundialista de 2014.
No debe
ser fácil cambiar la fina arena de la Playa de Ipanema por el crudo invierno
del este de Europa. Las caipirinhas por vodkas o las gradas atestadas de
apasionadas torcidas por los fríos trozos de hormigón salpicados de hieráticos
militares ucranianos camuflados bajo sus ushankas. Meses después de que Cafú
levantará el Pentacampeonato para su Brasil en tierras germanas, Edmar de
Lacerda Aparecida decidió poner fin a su
corta etapa en el fútbol de su país y probar suerte en el exterior. Con 22 años
abandonó el Internacional de Porto Alegre para enrolarse en las filas del
Tavriya Simferopol, equipo de la capital de Crimea y por entonces de la Premier
League Ucraniana. Edmar derribaba así la puerta de un fútbol y una cultura
desconocida para muchos. Aparecía solo, alejado de los focos y la lluvia de
petrodólares que rodean las llegadas de sus compatriotas hoy en día. Actuales fichajes
a bombo y platillo para crear auténticas comunidades brasileñas en los mejores
equipos rusos y ucranianos. Goles a ritmo de samba refugiados al calor de unos
leotardos y un par de guantes. En Simferopol permaneció hasta 2007,
capitaneando al equipo y exhibiendo un buen nivel con su juego creativo desde
los tres cuartos. Y allí será donde conocerá a Tetiana Halovskyi con la que se
casará en 2008 y de la que adquirirá su apellido de allí en adelante. Edmar de
Lacerda dejaba paso a Edmar Halovskyi. Uno de los grandes del fútbol ucraniano,
el Metalist Járkov del millonario Oleksandr Yaroslavsky pondrá sus ojos en él y
concretará su fichaje en el verano de 2007. Edmar sabe que el sueño de jugar para su
país natal Brasil es una quimera. Los pujantes talentos brasileños están
creando la base de un equipo que quiere su Mundial a toda costa y cercenan
cualquier esperanza de un debut a sus 31 años. Pero está rayando a gran altura
en Járkov y no duda en aceptar la llamada de Oleg Blokhin para ayudar a su país
de adopción en busca de su primera clasificación para una cita mundialista
desde 2006. Y así el 10 de Agosto de 2011 debuta en un amistoso contra Suecia
con derrota por 0-1. Hasta once entorchados contemplarán la carrera
internacional de Edmar Halovskyi con Ucrania. Uno de los últimos aquél que
terminó con 2-0 y que por un momento hizo soñar a Edmar con un regreso triunfal
a su país para disputar una Copa del Mundo.
20 de
Julio de 2014. Los últimos rescoldos de Brasil 2014 van apagándose. Alemania
volvió a desempolvar su Panzer para subirse y aplastar como siempre nos tuvo
acostumbrados. Brasil llora la versión moderna de su Maracanazo. España sigue
en la lona, aturdida, intentando
levantarse. Son las sensaciones y las consecuencias que siempre deja el mayor
espectáculo del Mundo. Pero en Ucrania poco importa todo aquello. Desde el 22
de Febrero de ese año, la tensión en el país crece entre la milicia separatista
prorrusa y el ejército ucraniano. El clima de guerra civil se palpa en el
ambiente. Ese 20 de Julio llegan noticias de que varios jugadores brasileños
del Shakhtar Donetsk no quieren volver al país hasta que no se les garantice un
mínimo de seguridad y se dan a la fuga desde su concentración en Francia. Ese
mismo día en casa de los Halovskyi se recibe una notificación inesperada. Edmar
es llamado por las autoridades ucranianas para combatir en el frente. La
sorpresa inicial deja paso a la incredulidad y pánico posteriores. Él sólo sabe
jugar al fútbol. Es lo que ha hecho toda su vida. Sus únicos disparos los han
recibido los guardametas rivales. Los contrarios acaban dándole la mano tras
las batallas de cada 7 días y las líneas enemigas son sólo rivales que superar.
No entiende de guerras. Tras el susto inicial, los dirigentes del club ayudarán
a Edmar y aclararán el asunto. Al tomar el apellido Halovskyi, las autoridades
lo consideraron un ucraniano más que defender la causa del país en el frente,
sin percatarse de que se trataba de un futbolista profesional. Edmar quiere que
todo vuelva a la normalidad. Que la situación en su país de adopción se
normalice y pueda volver a disfrutar del fútbol como lleva haciéndolo desde que
aterrizó en aquellas lejanas tierras. Si lo consigue tal vez las puertas de la
Selección de Ucrania puedan volver a abrirse para cumplir su sueño de jugar un
Mundial. Ni más ni menos que el de la vecina Rusia. Será en 2018. Queda lejos y
se le va muriendo el fútbol. Pero después de lo sucedido en los últimos meses
todo es posible. En los que pasó de estar muy cerca de defender a Ucrania volviendo
a su casa vestido de amarillo como mundialista a hacerlo de verde militar en
una fría estepa ucraniana y escondido tras una trinchera.
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