jueves, 29 de diciembre de 2011

BUTRAGUEÑO, EL GENIO QUE PARABA EL MUNDO

Emilio Butragueño, el genio que paraba el Mundo
"No comprendo porque algunos delanteros aceleran cuando están dentro del área". Finalizó la frase y esperó, como cuando detenía el tiempo ante sus defensores dentro de las áreas del Bernabéu, a que el desconcierto creado entre sus "rivales"contertulios le facilitara un brillante final a esa afirmación. Como aquellas que encarrilaban las victorias de su equipo allá por los 80. Emilio Butragueño, con ese gesto todavía torcido en su boca cuando sonríe y esa mirada pícara del más listo de la clase pero aún con todo por aprender, se marcaba esa reflexión durante una entrevista en un programa futbolero de la medianoche. Y con ella devolvía a mi imaginación aquella clásica estampa del Buitre cuando pisaba área. Las alas caídas, el balón controlado y ese gesto de desinterés que confundía a su defensor. En aquél fútbol de ida y vuelta, liberado de los corsés actuales, Emilio ofrecía un contrapunto a tanta velocidad y fuerza desbocada. Volaba para ganar su espacio, recibía para el golpeo con los ojos de su marca ya fijándole y cuando los 90.000 de la grada ya empujaban a gol con la excitación del momento él decidía parar el mundo para bajarse y convertir lo previsible en diferente. Permanecía por unos segundos quieto, casi hierático con el balón entre sus pies y el rival. Unos segundos que eran horas de desconcierto para su defensor. La confusión de quien no sabía si entrar ó aguantar. Si lanzarse a por ese balón ofrecido por el 7 ó esperar paciente el final de esa incómoda situación. Y Emilio, astuto e inteligente como pocos, diferente al fin y al cabo, aprovechaba cualquier movimiento, rival ó amigo, para volver y subirse al mundo. Una pared imposible con el compañero que llegaba ó un pase hacia donde hace nada no había nadie y el balón que besaba la red para enviar a un nuevo rival a la lona.

Butragueño forma parte de ese grupo de futbolistas diferentes que visten de smoking y chistera algunas de sus acciones y que justifican el injustificable precio de una entrada. Los dueños de un tic determinado, de un arte, un movimiento ó un gesto por el que sabes que él es el que está sobre el césped y no otro. Desde las lejanas estampas del "Divino" Zamora haciendo de su antebrazo la fuerza de un puño para romperla en su despeje. La silueta del anárquico Garrincha, aparcados sus aires de melancolía, tirando al contrario con la "gambeta" de sus desiguales piernas. El genial Romario girando sobre su eje y retratando defensas con sus "colas de vaca" ó Hugo Sánchez entregando el balón a la red desde la acrobacia de sus "chilenas". El "Flaco" Cruyff te la enseñaba para esconderla y salir sin que lo vieras y Zidane pinchaba en su pie lo que para el resto de los mortales era un marrón antes que el servicio de un compañero. La zurda y diestra de Iniesta y Laudrup tocan rápido para salir por donde no se puede y la "Pulga" Messi pega el cuero a sus botas para driblar a la historia y confundirse con el Dios Maradona.

Butragueño observa con satisfacción a su Madrid actual. Ciclón de potencia y ejemplo de disciplina táctica. De llegadas en tromba con calidad y pegada. Pero el Emilio actual echa en falta entre tanta vertiginosa carrera algún hombre que durante esos furibundos ataques pare el mundo, saque el traje del vestidor y haga de lo esperado algo distinto. Alguna acción que salga de lo común y convierta al artista en genio. Las que provocan admiración y hacen barato el precio de tu asiento. Alguno como aquél Buitre de mirada pícara que desaceleraba dentro del área, jugaba con la excitación de aquellos 90.000 y nos regalaba su inconfundible estampa para el recuerdo.

1 comentario: